El auge de las bicicletas compartidas como alternativa de transporte en las principales ciudades de España ha traído consigo un aumento en los accidentes sin culpa. Aunque este tipo de transporte es más ecológico y promueve una movilidad saludable, la falta de experiencia de algunos usuarios y la falta de infraestructura adecuada han contribuido a un aumento en las colisiones, tanto con peatones como con vehículos.
Uno de los principales factores que contribuye a este problema es el desconocimiento de las normativas viales por parte de muchos usuarios. A menudo, los ciclistas no respetan los semáforos o invaden aceras, lo que incrementa las posibilidades de accidentes. Además, muchas de las bicicletas compartidas no cuentan con seguros que cubran los daños a terceros, dejando a los implicados en una situación de desprotección.
En respuesta, las ciudades españolas están empezando a invertir en infraestructuras más seguras para bicicletas, como carriles bici mejor señalizados y más amplios. También se está discutiendo la posibilidad de que los usuarios de servicios de bicicletas compartidas deban contar con un seguro obligatorio que cubra posibles accidentes. La solución a este problema también pasa por la educación vial. Es necesario que los ciclistas sean conscientes de las normativas y de la importancia de respetar las reglas de tráfico para reducir la cantidad de accidentes sin culpa. El desafío en 2024 es lograr un equilibrio entre la promoción del uso de bicicletas y garantizar la seguridad de todos los actores en las calles.